Esta
tarde vi por Twitter este cartel del metro de Madrid. Retuiteé mostrando mi
indignación y en poco tiempo decenas de "haters" salieron en defensa
del argumento expuesto en el mural.
Todo
en esa imagen es fruto de una mente repleta de odio o psicopatía. Yo creo que
más bien lo primero ya que un psicópata no se entretiene en generar odio sino
que va directamente a lo suyo pasando por encima de quien sea.
Una
abuelita apenada junto a un joven tapado al que sólo se le ven los ojos
intuyendo peligrosidad o criminalidad. Una comparación económica que no viene a
cuento y que además es falsa. Simple. Pero efectivo. Exactamente la misma
táctica de la Alemania nazi con los judíos: señalamiento público, culpabilización
de todos los males que adolecen al "buen" ciudadano, márketing,
discursos racistas con un supremacismo cada vez menos disimulado para llegar
más tarde al encarnizamiento, a la agresividad de la masa, ceguera social y
finalmente violencia descabellada. Eso propusieron los nazis en los años 30 y
eso mismo proponen hoy los militantes de ese partido financiado desde los
intereses ocultos que sostuvieron al franquismo y que hoy hacen una nueva
cruzada viendo peligrar lo que tantos años han mantenido intacto. Y ya sabemos
que la población española no es precisamente de las más formadas ni educadas
críticamente de entre los países del hemisferio norte. Y ya sabemos que los
índices de paro juvenil y adulto y el malvivir en que nos han metido nuestros
gobernantes tutelados por los poderes ocultos lleva a un malestar supino. Y ya
sabemos todo esto. Pero ellos también lo saben y son grandes conocedores de la
reacción de la masa más maltratada y con menor conciencia social o cultural. Lo
saben y atacan por ahí. Es uno de los principios básicos de la ultraderecha:
provocar que los parias de la sociedad (que cada vez lo son más las clases
medias) encuentren a los verdaderos culpables de su situación y los ataquen
bajo la tutela de algún partido populista que justifique primero el malestar y
en posteriores fases también la violencia.
Hoy
esos repulsivos seres que publican los carteles atacan al colectivo de niños y
adolescentes extranjeros sin referencia familiar en España. Los atacan a ellos
porque han conseguido crear un estado de opinión repleto de falsedades con el
objetivo de hacer ver al ciudadano desinformado que los ingresos que le faltan
a él son traspasados a la ayuda de un colectivo criminal, ilegal y extranjero
que no merece ningún soporte sino sólo la expulsión (no se atreven, de momento
y no por ganas, a proponer otras medidas). Y miles de ciudadanos compran ese
argumento de manera acrítica y descerebrada para poder tener una mínima
catársis que les permita soportar sus existencias sin futuro.
El
simple hecho de la denominación de un colectivo infantil como
"menas", adjudicando en un solo vocablo una realidad compleja y
multidimensional reducido a cuatro letras deshumanizadas, desnutridas de
cualquier ética para con otro ser humano que además es menor, da a entender las
maquiavélicas tácticas que esas personas -por denominar de alguna manera-
emplean. No respetar a un niño me parece de salvajes y de seres despiadados. Me
encantaría poder comentárselo al jefe/a de campaña de ese partido a la cara
complementándolo -seguramente sin poder evitarlo- con alguna definición
subjetiva de su persona.
Yo
he trabajado durante muchos años con ese colectivo. Los primeros chavales en la
calle que vi fue en la Barcelona del 2001. Trabajé con ellos hasta 2007 y más
que siglas vi personas. Hoy día muchos de aquellos niños son padres de familia,
trabajadores honestos y algunos muy formados y extremamente competentes,
adultos comprometidos con su sociedad. Algunos otros tuvieron trayectorias
complejas golpeados por la droga y la justicia y unos pocos murieron en
soledad. Conozco a jefes de sala en restaurantes, responsables de mantenimiento
en grandes organizaciones sociales, educadores, un ingeniero, un productor
musical, cocineros, comerciales, un taxista, una maestra y hasta un pequeño
empresario. Todos ellos eran lo que esa escoria humana denomina
"Mena" como si de mierda se tratara. Todos ellos no aportarían a
nuestra sociedad si se les hubiera expulsado. Todos ellos son hoy ciudadanos
como tú y yo y nadie tiene derecho a sesgar vidas que empiezan, a no dar
oportunidades a niños y niñas o a criminalizarlos. Entiendo bien que, pese a
mis palabras de desprecio por la gentuza que abandera esas causas, el camino no
es la confrontación sino la educación, información y objetividad. Lo entiendo y
a veces me siento -como hoy- algo exhausto por tener que escribir todo esto,
para mí un ABC de humanidad pero para capas importantes de la población algo
desconocido.
No
sé para dónde se dirige nuestra sociedad pero me da mucho miedo. Estamos
controlados y sojuzgados por gente sin escrúpulos que forma a millones de
ciudadanos acríticos desde los medios de comunicación y desde su influencia en
la educación. A mi parecer corremos un grave peligro. Nuestra respuesta ante la
brutalidad y la injusticia cada vez es más tibia y ello lleva a normalizar una
realidad que en breve nos va a llevar a ser esclavos de un sistema
"feliz" que ya algunos grandes como Orwell, Huxley o Bradbury
predijeron. Estamos a las puertas sino es que ya hemos atravesado el umbral.
Gracias David un saludo desde Barcelona de un ex MENA
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